Thus
far the elder traveller had listened with
due gravity; but now burst into a fit of irrepressible
mirth, shaking himself so violently that his
snakelike staff actually seemed to wriggle
in sympathy.
"Ha!
ha! ha!" shouted he again and again;
then composing himself, "Well, go on,
Goodman Brown, go on; but, prithee, don't
kill me with laughing."
Hasta entonces
el caminante de mayor edad había escuchado
con la circunspección debida, pero
ahora echó a reír de modo incontenible,
sacudiéndose con tal violencia que
el sinuoso bastón de veras pareció
culebrear en concordancia.
-¡Ja, ja, ja! -rió una y otra
vez hasta que, recobrando la compostura, dijo-:
está bien, continúa Goodman
Brown, pero por favor no hagas que me muera
de risa.
"Well, then, to end the matter at once,"
said Goodman Brown, considerably nettled,
"there is my wife, Faith. It would
break her dear little heart; and I'd rather
break my own."
-Bien, entonces, para que terminemos de una
vez con el asunto -dijo Goodman Brown, bastante
picado-, está mi esposa, Fe. Le partiría
su frágil y tierno corazón;
y yo más bien me partiría el
mío.
"Nay, if that be the case," answered
the other, "e'en go thy ways, Goodman
Brown. I would not for twenty old women
like the one hobbling before us that Faith
should come to any harm."
-No, si ese es el caso -respondió
el otro-, es mejor que hagas como te parezca,
Goodman Brown. Ni por veinte viejas como
la que va rengueando allá adelante
querría yo que tu Fe sufriera daño
alguno.
As he spoke he pointed
his staff at a female figure on the path,
in whom Goodman Brown recognized a very
pious and exemplary dame, who had taught
him his catechism in youth, and was still
his moral and spiritual adviser, jointly
with the minister and Deacon Gookin. "A
marvel, truly, that Goody Cloyse should
be so far in the wilderness at nightfall,"
said he. "But with your leave, friend,
I shall take a cut through the woods until
we have left this Christian woman behind.
Being a stranger to you, she might ask whom
I was consorting with and whither I was
going."
Al decir esto apuntó con el bastón
hacia la silueta de una mujer en el camino,
que Goodman Brown reconoció como
la de una señora devota y ejemplar
que le había enseñado el catecismo
en la infancia y que seguía siendo
su consejera moral y espiritual, conjuntamente
con el pastor y el diácono Gookin.
-Un prodigio, de veras, que la tía
Closse ande de noche tan lejos en el bosque
-dijo Brown-. Pero con su permiso, amigo,
voy a tomar un atajo por el monte hasta
que hayamos dejado atrás a esa cristiana.
Como no se conocen, podría preguntarme
con quién ando asociado y adónde
me dirijo.
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