"Of
the two, reverend sir," said the voice
like the deacon's, "I had rather miss
an ordination dinner than to-night's meeting.
They tell me that some of our community are
to be here from Falmouth and beyond, and others
from Connecticut and Rhode Island, besides
several of the Indian powwows, who, after
their fashion, know almost as much deviltry
as the best of us. Moreover, there is a goodly
young woman to be taken into communion."
-De las
dos, su reverencia -dijo la voz parecida a
la del diácono-, preferiría
perderme la cena de ordenación y no
la reunión de esta noche. Dicen que
algunos miembros de nuestra comunidad van
a venir de Falmouth y más lejos, y
otros de Connecticut y Rhode Island, aparte
de varios indios hechiceros que, a su manera,
saben tanto de artes diabólicas como
los mejores de los nuestros. Además,
hay una joven de buenas aptitudes que vamos
a admitir en comunión .
"Mighty well, Deacon Gookin!" replied
the solemn old tones of the minister. "Spur
up, or we shall be late. Nothing can be done,
you know, until I get on the ground."
-¡Excelente, diácono Gookin!
-respondió el timbre solemne y cascado
del pastor-. Piquemos las espuelas o llegaremos
tarde. No puede hacerse nada, ya lo sabes,
hasta que yo no esté sobre el terreno.
The hoofs clattered again; and the voices, talking so strangely in the empty air, passed on through the forest, where no church had ever been gathered or solitary Christian prayed. Whither, then, could these holy men be journeying so deep into the heathen wilderness? Young Goodman Brown caught hold of a tree for support, being ready to sink down on the ground, faint and overburdened with the heavy sickness of his heart. He looked up to the sky, doubting whether there really was a heaven above him. Yet there was the blue arch, and the stars brightening in it.
Se escuchó otra vez el ruido de los
cascos. Y las voces que tan extrañamente
conversaban en el aire vacío siguieron
bosque adentro, en donde nunca se había
congregado iglesia alguna o había rezado
ningún cristiano solitario. ¿Adónde
entonces podían dirigirse estos hombres
de Dios, en las entrañas de la selva
pagana?A punto de irse al suelo, desfalleciente
y agobiado por un infinito malestar del corazón,
el joven Goodman Brown tuvo que agarrarse
a un árbol para sostenerse. Alzó
la vista al firmamento, dudando si en realidad
había un cielo sobre su cabeza. Sin
embargo, allá estaba la bóveda
azul; y los luceros titilando en ella.
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