Clearly our
moment had come. Holmes touched my wrist as
a signal, and together we stole across to
the open trap-door. Gently as we moved, however,
the old floor must have creaked under our
feet, for the head of our American, peering
anxiously round, emerged suddenly from the
open space. His face turned upon us with a
glare of baffled rage, which gradually softened
into a rather shamefaced grin as he realized
that two pistols were pointed at his head.
Evidentementen
nuestro momento había llegado. Holmes
tocó mi muñeca como señal
y juntos nos ibamos de puntillas al escotillón
abierto. A pesar de que nos hemos movido cuidadosamente
el viejo suelo habrá crujido bajo nuestros
pies, porque la cabeza de nuestro Americano,
mirando a su alrededor con inquietud, apareció
de repente en el espacio abierto. Su cara
se dirigió hacia nosotros con una expresión
de una rabia aturdida que poco a poco se suavizó
convertiendose en una sonrisa forzada al realizar
que dos pistolas apuntaban a su cabeza.
"Well, well!" said he coolly as he scrambled to the surface. "I guess you have been one too many for me, Mr. Holmes. Saw through my game, I suppose, and played me for a sucker from the first. Well, sir, I hand it to you; you have me beat and --"
"Bueno,
bueno!", dijo con sangre fria trepando
a la superficie. "Supongo que usted era
mejor que yo, Mr. Holmes y que desde el principio
había comprendido mi juego. Bueno señor,
lo admito, me ha ganado --". En un instante
había sacado un revolver de su pecho
y había disparado dos tiros.
In an instant he had whisked out a revolver from his breast and had fired two shots. I felt a sudden hot sear as if a red-hot iron had been pressed to my thigh. There was a crash as Holmes's pistol came down on the man's head. I had a vision of him sprawling upon the floor with blood running down his face while Holmes rummaged him for weapons. Then my friend's wiry arms were round me, and he was leading me to a chair.
"You're not hurt, Watson? For God's sake,
say that you are not hurt!"
Sentí
de repente un arder caliente como si se me
hubiese metido una plancha sobre la pierna.
Con un estruendo la pistola de Holmes se abatió
sobre la cabeza del hombre. Lo vi cayerse
en el suelo, la sangre escurriendose por sus
mejillas, mientras Holmes averiguaba si estaba
en posesión de armas. Después
los brazos flacos de mi amigo me abrazaron
y me llevó a una silla.
"No
esta herido, Watson? En el nombre de Dios,
digame que no este herido."
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